Todas las actividades humanas conllevan una serie de inconvenientes para los que las desempeñan, en este momento me gustaría referirme a los riesgos laborales restaurante, o sea a los que podrían afectar a las personas que se dedican a elaborar grandes cantidades de comida.
Porque aunque pudieran ser muy parecidos, definitivamente es mucho mayor el riesgo en la cocina, al trabajar en medio de un grupo mayor de personas, con mayores cantidades de producto, tanto para transportar, como cortar y para cocinar.
El trabajo en una cocina grande es intensivo, hay varias personas elaborando cosas distintas, con mayor cantidad de hornos, refrigeradores, cavas, cocinas, mesas, y por supuesto, platos a medio preparar.
Es necesario tener conciencia que los pisos se mojan y que aun con ellos mojados hay que transitar de un lugar a otro, aunque obviamente lo mejor sea secarlos, todo tiene su tiempo. Así como también que de un horno o de una hornilla a una mesa, una olla con contenido caliente puede quemar a cualquiera que se atraviese.
No menos peligrosos son los diferentes cuchillos que se usan por cualquier lado para cortar, pelar y rebanar productos. Igual que todos los instrumentos punzantes. También existe peligro con las distintas maquinarias de las que estamos rodeados, desde el riesgo de contacto eléctrico, hasta el que conlleva el uso mismo de la máquina.
Ahora, hasta aquí parece que hubiera que proscribir las cocinas grandes, pero esa no es la idea, simplemente es cuestión de conciencia y de saber qué hacer para conjurar esos riesgos que son de por sí inherentes.
Es necesario crear, mantener y practicar una serie de reglas que permitan saber qué hacer en determinados momentos, de forma más o menos automática, para minimizar las posibilidades de causar un incidente.
Y no solo eso, sería mejor aún sistematizarlas y llevarlas de un restaurante a otro, de manera que se fueran convirtiendo en un comportamiento general y no tener que estar aprendiendo nuevamente las condiciones de seguridad si uno tiene que cambiarse de un lugar de trabajo.
Para una actividad de sistematización es prudente que el personal de cocina se forme en escuelas, se forme bajo los mismos patrones, desarrollen las mismas costumbres y fomenten una cultura propia.
Esta formación en escuelas además permite que la incorporación del personal al área de trabajo sea de mínimo impacto, tanto para el que llega, como para el equipo que ya está integrado en el lugar.
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